¿Por qué Jesús es divino pero no es Dios?
Por Samuel Jaque Barrios
Una confusa cuestión ronda al título "Dios" respecto a su aplicación y a quién lo ostenta, principalmente, concerniente a la deidad de Jesús, es decir, si Jesús es o no el Dios, o si es divino o no, qué significa ser theos o elohim. En esta ocasión pretendo esclarecer de la manera más precisa posible este complejo tema que tanto da para debatir, ya se han tratados otros temas relacionados en esta misma página, que en su conjunto, ayudan a complementar este presente estudio. Primeramente comenzaré haciendo un sumario de etimologías y las respectivas definiciones de las mismas, de modo que al recopilar todos los datos necesarios para armarnos de los recursos esenciales, podamos extraer progresivamente la conclusión más correcta, exacta y objetiva posible. Es importante mencionar que, traducir como "Dios" los términos utilizados en los idiomas originales para referirse al Creador y otros seres espirituales no siempre es adecuado, y demostrar esto es el propósito de este estudio. Por lo tanto, inicialmente evitaré usar el título "Dios" para referirme al Creador hasta el momento en que éste mismo sea definido. Una buena comprensión de los términos que son usados en los idiomas originales para referirnos a las divinidades (seres sobrenaturales), nos permitirá conectar esos pequeños pero importantísimos detalles para determinar con exactitud la aplicabilidad lingüística del título "Dios" y su relación pragmática.
El Antiguo Testamento, también conocido como Tanaj hebreo o judío, estaba presente en el tiempo en que Jesús visitó la Tierra, fue escrito en hebreo y los términos para identificar al Creador fueron "Elohiym", "Eloha" y El", y su nombre personal es presentado con el tetragrámaton "YHVVH", en esta ocasión no trataremos los términos "adonay (der. adón)", "adonim", "shaday", y sustantivos similares derivados. El término hebreo "Elohim/Elohiym" (אֱלֹהִים) significa literalmente "poderosos", y no es exclusivo del Ser Supremo. Este plural se deriva de la raíz de la forma singular hebrea "El" (אֵל) y su significa original sería "el fuerte", "el poderoso", "el más importante" [1][2], por lo menos la gran mayoría de eruditos coinciden en esto, algunos eruditos, minoritariamente, sostienen que deriva de "Eloha" (Poderoso), sin embargo, se desacredita por el hecho de que la evidencia apunta a una aparición más tardía de este término, otros sostienen que ambos términos se derivan de "El", en definitiva, no hay dudas significativas de que la forma más primitiva es la palabra "El" que es la única palabra común entre todas las razas semitas y es referida exclusivamente al Ser Supremo. "Elohim" es usado en la biblia para referirse al Creador como también para otros seres; ángeles (Salmos 8:5), jueces (Salmos 82:1; Éxodo 21:6), hombres (Éxodo 7:1; Salmos 85), dioses ajenos (Éxodo 12:12) y como adjetivo, este punto lo trataremos más adelante. Puede ser usado en su plural numérico, haciendo relación a varios seres. Pero cuando este término plural se usa en un ser en particular con verbo en singular debe considerarse en sentido singular, el cual el contexto es quien lo determina, y se debe a un modismo hebreo que los lingüistas del idioma llaman "plural de abstracción", de majestad, rango o magnitud e intensidad, y debe entenderse como una palabra de excelencia o majestad, y no como un plural numérico[3]. Este término en todos sus usos o aplicaciones, nunca hace relación a una unidad compuesto de seres [4]. De este modo, se infiere que, el uso del término según en quién se aplique, debe determinarse bajo la consideración de los contextos involucrados. Por tanto, bajo estas premisas básicas, podemos señalar que además del Creador, hay muchos otros seres que son llamados elohim (poderoso/s), sin embargo, solo al Ser Supremo, le es exclusivo el término "El" según la evidencia bíblica e histórica. En otras palabras, el término "elohim" en el hebreo no se limita al ser supremo, sino también a todo tipo de ser sobrenatural en el que se creía existente, y además a hombres que poseían autoridad o poder.
Teniendo ya un antecedente claro del Antiguo Testamento para ulteriormente retomarlo, continuemos ahora con el griego del Nuevo Testamento. En este caso, el término usado para referirnos al Ser supremo, y el equivalente a "Elohim" es la palabra griega "Theos/Theon" (Θεὸς/Θεόν), está vinculada con la raíz indoeuropea "dhes/fes/fas" que tiene por significado "sagrado", era entendido como "el sagrado", aunque otras fuentes presentan "el invocado" [5][6]. Este título es usado en el griego como sustantivo común o genérico para todo ser sobrenatural sin discriminar, recordemos que la cultura griega es politeísta, de ahí que todos los seres sagrados eran llamados theos indistintamente, entre ellos también eran personificaciones de fenómenos naturales (como la lluvia, los rayos, etc) y de astros (sol, luna, etc), o como quienes causaban tales fenómenos, por ejemplo, Zeus, nombre del dios del trueno o rayo, o Poseidón el dios del mar, en este caso, las religiones politeísmo causaba que existiesen muchos theos o seres sobrenaturales considerados sagrados. Algo importante que debemos señalar, es que en el griego cuando se quiere usar el término para un ente o entes determinados, se antepone el artículo definido "Ho, hé, to" (ὁ) que significa el/la/ellos (ej. "Juan es 'el' humano"), ya que va en función de un sustantivo, de lo contrario, no se antepone artículo definido ya que no se trataría de un sustantivo sino de un adjetivo, el cual viene a referirse a una cualidad (característica o propiedades) del sujeto de una proposición, por ejemplo, "Juan es humano" (ausencia de artículo), en este caso, Juan se vincula a la naturaleza humana. Y equivalentemente a esto, con un mismo sentido del mensaje, se antepone el artículo indefinido "tis" (τις) que es "un, una", entre otros (que también es pronombre indefinido), para referirse a un ente o entes indeterminadamente, el cual indica clase, especie o género sin particularizarlo, por ejemplo: "Juan es un humano", en este ejemplo no se específica qué humano, sino que solo se le vincula con la naturaleza humana. Un ejemplo bíblico en que se presentan estos casos simultáneamente es Juan 1:1, donde en el texto griego se nos identifica a un theos en particular al anteponerle el artículo definido "el" ("ho" - "ho theos" - "el theos") con quien estaba el Logos ("el Logos estaba con el Theos"), el cual este theos en particular se refiere al Ser divino Supremo, y posteriormente se nos cualifica al Logos con características de theos ("theos era el Logos") al clasificarlo como theos, sin artículo definido, y esto significa que, aunque no se le identifica con el primer theos (es decir, no son el mismo), sí se le atribuye ser de las mismas características, naturaleza o especie, es decir, de la misma naturaleza que el primer theos. Nótese que aquí en este versículo de Juan se nos reconoce dos términos "theos", dos seres de la misma naturaleza, es decir, dos seres divinos. El propósito de Juan al hacer esta afirmación, según el contexto lingüístico, es referirse a la naturaleza del Logos antes de encarnarse, darnos un precedente de su naturaleza preexistente, o sea, presentarnos a Jesús, quien se encarnó, como un ser que existía preexistentemente en naturaleza divina o espiritual al igual que el Ser Supremo. Pero como mencioné al principio de este párrafo, este es un término genérico, y en la biblia no es usado exclusivo para estos dos seres antes aludidos, sino para otros, como por ejemplo, Satanás (2 corintios 4:4), ídolos (1 Corintios 8:5), y hombres con autoridad (Juan 10:35), de la misma manera como sucedía con "elohim". Por lo tanto, aquí también, la traducción y sentido que se le pueda dar al término, debe determinarse según los contextos involucrados.
Es momento de tratar el principal término que nos invoca a este estudio. El término castellano o español "Dios" (dios), tiene por significado "Ser Supremo", el responsable de la creación del universo, y también para referirse a "seres divinos sagrados de las religiones politeístas" [7][8], éste no procede del griego "Theos" y de "Zeus", como equivocadamente señalan ciertas fuentes, sino más bien del latín "deus/divus" que significa "ser de luz", "ser brillante", que era el título para llamar a todos los seres divinos, sobrenaturales o espirituales sin discriminar (similar a Elohim), como seres de luz, o así eran entendidos primigeniamente, lo cual nos quiere decir que debe referirse a su aspecto visible. Y este término del latín a su vez proviene de la raíz indoeuropea "dyeu/dyu" que significa "brillo, brillante, día" (luz diurna). De esta raíz también se derivan las palabras griegas "zeus" y "júpiter"[5]. Es importante notar que, aunque el término "dios" tiene una raíz con un significado determinado y traducible al español (ser de luz), éste se separa e independiza de ese significado y toma las dos acepciones antes mencionadas haciendo alusión a seres de luz o sobrenaturales, resignificándola para el español, es decir, con significado conceptual distinto. La primera acepción hace alusión al ser supremo del monoteísmo, en este caso, cuando entramos al cristianismo, vemos que tanto Jesús como los apóstoles, solo consideraban a un ser divino como el supremo, que debían obedecer y que estaba sobre ellos y sobre todos (Lc 11:2; Jn 6:38; 20:19; Ef 4:6), este es YHWH presentado en el antiguo testamento y en el nuevo, el padre de Jesús (Jn 8:19), eso también demuestra que en el español, este título está relacionado con la jerarquía y autoridad, ya que el término "supremo" hace alusión a la superioridad en su clase, es un título que hace relación a la supremacía jerárquica. Por ende, aunque hayan muchos seres sobrenaturales (o seres divinos), en el cristianismo no todos los seres sobrenaturales son dios, sino solo aquel que es supremo. Es aquí donde los términos "deidad", "divino" y "divinidad" se hacen útiles de usar. Entenderemos como "deidad" a todo ser divino al que se le rinde culto[9], es equivalente a "dios", en cuanto a su significado etimológico (ser de luz) y tienen la misma raíz indoeuropea. Por otro lado, entendemos por ser "divino" al ser que posee divinidad o naturaleza sobrenatural, y "divinidad" a la naturaleza o esencia sobrenatural[10]. Entonces, podemos decir que; "divinidad" es la naturaleza sobrenatural; un ser "divino" es un ser que posee naturaleza sobrenatural; y "deidad" es un ser que posee naturaleza sobrenatural al que se le rinde culto. Un ejemplo de estos tres términos puede ser la comparación "rey", "humano" y "humanidad", mientras que "humanidad" se refiere a la naturaleza del ser, "ser humano" es el sujeto con esa naturaleza, y "rey" es el ser humano al que se le rinde honor. Por consiguiente, bajo este análisis, entenderemos que en el razonamiento cristiano no toda ser divino es dios porque no todo ser divino es supremo, pero sí todo dios es un ser divino, de la misma forma que, en el mundo no todo hombre o ser humano es rey, pero si todo rey es ser humano, comparando el título "rey" con el título "dios" o "deidad" al ser ambos títulos de jerarquía del sujeto, mientras que "humano" y "divino" son comparables en cuanto se refieren al sujeto con determinada naturaleza.
Recapitulando, tanto el término h. "elohim" y g. "theos", que son los términos que aparecen en la biblia, no son usados exclusivamente para referirse al ser supremo. Por lo tanto, traducir todos estos términos (Elohim/Eloha, Theos/Theos) al español como "dios" es incorrecto, e inevitablemente nos conduciría a un politeísmo si asumimos que estos términos solo pueden ser aplicados a seres supremos y eternos, multiplicando la cantidad de deidades, incongruentemente con el mensaje monoteísta general de la biblia. El cristianismo es monoteísta en cuanto afirma la existencia de solo un ser divino supremo, es decir, un solo dios, pero reconoce la existencia de más seres divinos no supremos, por ejemplo, arcángeles, ángeles, demonios, etc. Que al no ser supremo, no adoptan el título "dios" en el español. Por esto, el título "dios" del español en el cristianismo es equivalente al término "EL" (אֵל) del hebreo.
Por lo tanto, tenemos dos opciones en la aplicación del término "dios", una para referirse al ser divino supremo del monoteísmo, y otra para referirse a los seres divinos de las religiones politeístas. Llegados a este punto, es imprescindible asumir que la segunda acepción del término español "dios" referida a los dioses de otras religiones queda descartado en el cristianismo, ya que tales dioses de otras religiones se presuponen inexistentes. En otras palabras, en el cristianismo, el término "dios" definitoriamente solo asume la primera acepción, referida al ser divino supremo. Sin perjuicio del uso figurado o connotativo que se pueda sufrir del término. Cuando los términos se usan figurada o connotativamente, se aplica haciendo una asociación del sujeto con una característica del significado estricto del término. Por ejemplo, el término "rey" ("monarca o soberano de un reino") puede ser usado figuradamente para referirnos a quien supera a todos en una determinada disciplina o actividad, así, podemos llamar "rey del ajedrez" a quien ostenta el primer lugar del mundo en este juego. Ciertamente este jugador de ajedrez no es el monarca de un reino, como el significado estricto se refiere, sino más bien el título añadido al jugador hace una asociación o relación en que, así como el monarca o rey está por sobre todos en su reino, así el jugador de ajedrez está por sobre todos pero en el contexto del juego de ajedrez. De modo que, no es un rey literal, sino figurado. Este mismo fenómeno del lenguaje puede ser aplicado al término "dios" de manera figurada a distintos sujetos que puedan tener una superioridad de alguna clase.
El traductor bíblico, juntamente con traducir las escrituras, tiene un gran trabajo en interpretarlas, y estas, según los términos del nuevo idioma al que los trasladará, los que deben ser traducidos equivalente a la extensión o aplicabilidad de las palabras del nuevo idioma, y esta es la razón de que una palabra puede ser traducida de dos o más maneras distintas, por el hecho de que los entes representados en ese mismo término, en el nuevo idioma pueden tener distintas palabras que los identifiquen, y en esto influye principalmente el contexto. Un ejemplo de ello es el término hebreo "Ruaj" que en ocasiones puede traducirse al español como "aliento" o "viento" (Génesis 8:1), y como "espíritu" (Génesis 41:38), según el ente a quien se refiera y su contexto, pero en el idioma de origen solo se usa esa palabra para ambos, y en el nuestro son distintas palabras. Aplicar ese fenómeno del lenguaje es esencial para que el lector pueda comprender, en lo posible, la verdadera intención del autor. Un gran problema surge cuando el traductor no siempre aplica esta regla, considerando así que las nuevas traducciones de la biblia, pretenden en su visión, perfeccionar estos detalles de la manera más precisa posible, aunque no podemos afirman, por las evidencias, que todos son jueces que trabajan directamente de la neutralidad, tal hecho es imposible y sobrevalorado, sabiendo que la información siempre es parcial entre lo verdadero y lo falso, y determinar esto en la práctica, sí es un gran desafío para la investigación objetiva.
Ahora bien, debemos ir a la cuestión central de esta material, el cómo aplicamos el término "dios" y a quién o quiénes. Porque seguramente hay una gran confusión que surge llegados a este punto, por un lado la biblia nos dice que solo hay un Dios, y que no hay nadie fuera de él, pero en innumerables pasajes se nos muestran explícita y claramente que muchos otros seres son llamados dios o dioses, es decir, en la biblia no solo uno es dios o es llamado dios, sino muchos, sin embargo, eso es incorrecto, ya que en la biblia no aparece el término "dios", sino "elohim" y "theos", que como ya sabemos, no necesariamente debe ser traducido como "dios", ya que no todo elohim o theos es el ser supremo, pero sí todo ser supremo debe ser traducido como "dios", ya que en español y en el cristianismo ese es su significado conceptual. La clave para comprender esto es extraer la idea central del pasaje en base al contexto, específicamente por el léxico contextual o vocabulario contextual, es decir, aplicar la acepción del término más precisa según el contexto lingüístico. Para recapitular lo visto hasta aquí, diremos lo siguiente: "elohim" (término genérico) tiene por significado "poderoso" y "fuerte" (tiene relación a autoridad y a fuerza), aplica a seres naturales como sobrenaturales, "theos" (término genérico) tiene por significado "ser sagrado" (relación con el culto) y "ser de luz" (relación a la naturaleza, puede ser equivalente a "divino"), aplica solo a seres sobrenaturales. El término "dios" tiene por significado "ser supremo", aplica exclusivamente al que posee la superioridad en su clase, al ser divino supremo. Por ende, "dios" solo puede ser traducido al elohim o theos que tenga la jerarquía suprema, los demás deben ser traducidos como "poderosos, fuertes, sagrados, o seres de luz (divinos o espirituales)". Comencemos con la aplicación de esto.
El primer texto que vamos a analizar para aplicar y esclarecer, y a la misma vez ilustrar esto, es el texto de Isaías 45:5, aquí se nos dice:
"Yo soy Yhwh, y ninguno más hay. No hay elohim fuera de mí..."
Lo primero que hay que captar es que él se identifica como un ser único, para determinar el significado de "elohim" aquí, remitiremos a las acepciones del término, como hemos visto antes, estos pueden significar "poderoso" o "fuerte", en este caso, la acepción más precisa y adecuada para el texto de Isaías citado, es "poderoso" pero no solo eso, se está haciendo alusión a la exclusividad en su clase de este "elohim", dado que ciertamente en la biblia hay muchos poderosos, fuertes o seres divinos, claramente solo hay un supremo, por ende, se está atribuyendo la identidad del ser supremo, por lo que la traducción al español debe ser "dios". Por lo tanto, el texto debe entenderse con la intención de que el autor se estaba refiriendo a que solo Yhwh es el supremo, y no hay otro (supremo) fuera de él, esta es la interpretación más cercana de este pasaje, lo mismo sucede en los textos Isaías 46:9, Deuteronomio 32:39, entre otros. En esta misma línea de discusión, es propicio traer a reunión el pasaje de 1 Corintios 8: 5-6 que también es bastante claro en esto, donde se nos dice:
"Porque aunque haya algunos llamados theos, ya sea en el cielo o en la tierra, como por cierto hay muchos theos y muchos señores. Sin embargo, para nosotros hay un solo theos, el Padre..."
Como vemos, se nos dice expresamente la existencia de muchos theos y luego se nos dice lo contrario, pero es aquí donde debemos aplicar el léxico contextual e interpretar adecuadamente para no causar una contradicción. Recordemos que el término "theos" tiene como acepciones "ser sagrado" y "ser de luz", en este caso, el primer término "theos" se refiere a seres que los hombres consideran sus dioses, por lo que la acepción más adecuada es "seres sagrados", a quienes los hombres le rinden culto, mientras que el segundo término "theos" en el pasaje, el autor antepone su existencia contra los demás, alejando su exclusividad como ser sagrado, quien Pablo considera ser el que está sobre todos (verso 4), por ende, Pablo se refiere al ser sagrado supremo, pues el único que existe para nosotros, ya que en las cartas de Pablo, él reconoce en ese y en varios pasajes más a un ser que no tiene superiores, quien lo identifica como el padre de Jesús. Por ende, al lenguaje español puede ser traducido como "dios" como la interpretación más correcta según el contexto comunicativo, aunque la traducción literal sea "ser sagrado" etimológicamente.
Ya comprendiendo como aplicar los términos, ahora nos corresponde responder la última cuestión y la principal, el porqué Jesús no puede ser titulado literalmente como dios, sino solo como ser divino. La razón es debido a que Jesús no es el ser supremo en la biblia, sino su padre. Independientemente de que se le titule "theos", no significa necesariamente que es el Dios o ser supremo, porque como sabemos, "theos" tiene más de una definición y es usado en más de un sujeto, por lo tanto, no es razón para titularlo Dios, de lo contrario, cometeríamos falacia de equívoco (ver artículo relacionado "El gran error del trinitarismo y el unicitarismo"). Para que Jesús sea titulado Dios, debe cumplir con los requisitos definitorios, esto es, que tenga supremacía jerárquica, o sea, que no posea un ser superior sobre él. Y ciertamente, no existe texto bíblico alguno que demuestra que él es el supremo ser divino. Pero sí hay numerosa evidencia de que Jesús se somete a su Padre tanto en la tierra como en el cielo, mientras que el Padre no se sujeta a nadie. Algunos textos que demuestran esto son los siguientes.
- Jesús recibe nombre y autoridad del Dios. divino. Mateo 28:18; Filipenses 2:9-11:
"Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra."
"Por lo cual el Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre..."
Jesús aun después de resucitar, recibe autoridad sobre el cielo y la tierra, y aquel nombre que ostenta todo el poder, esto es para que ponga a sus enemigos bajo sus pies, Jesús recibe la completa autoridad sobre todos y todo, es delegado como un soberano rey sobre todos los reyes y señores, sin embargo, obviamente quien le dio la autoridad debe necesariamente ser superior a él o exceptuarse de estar sujeto a esta autoridad que le concedió. Jesús al no poseer autoridad propia, requiere necesariamente que la reciba de otro, la fuente válida de la potestad. Si Jesús fuese por sí mismo poderoso, no requeriría que se la deleguen. Jesús lógicamente al recibir potestad sigue siendo inferior jerárquicamente a aquel que le delegó autoridad, como se demuestra en el siguiente pasaje.
- Jesús se somete a aquel que le delegó autoridad. 1 Corintios 15:27-28:
"Porque ha sujetado todas las cosas debajo de sus pies. Pero cuando dice: “Todas las cosas están sujetas a él”, claramente está exceptuando a aquel que le sujetó todas las cosas. Pero cuando aquel le ponga en sujeción todas las cosas, entonces el Hijo mismo también será sujeto al que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea el todo en todos."
A pesar de que Jesús ahora tiene potestad sobre el cielo y la tierra, sigue sujeto a aquel le delegó todas las cosas, quien sigue siendo el todo sobre todos, es decir, el ser supremo. En verso 24 identifica a este ser como el Dios y Padre. Es decir, que quien delega el poder es el ser divino que es el Dios y Padre. Para que el Dios (y Padre) pueda delegar, requiere necesariamente que sea un sujeto distinto a quien le delegó.
- El Dios es la autoridad de Jesús. 1 Corintios 11:3:
"Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios"
Algunos no solo intentan ignorar estos pasajes, sino también asumir a priori que Jesús es el Dios o ser supremo, sin embargo, este pasaje también refuta eso, bajo un lenguaje claro y sencillo. Aquí es evidente que el Dios es una persona distinta de Cristo, como también lo es Cristo del hombre, y el hombre de la mujer, dándose una relación jerárquica distinta entre ellos. En este caso, el Dios como autoridad jerárquica de Jesús. De este modo, y ya concluyente este análisis, podemos conocer que en las escrituras bíblicas, independientemente del empleo de los términos que se presentan, Jesús no posee una autoridad jerárquica suprema absoluta, sino que se sujeta a quien es todo sobre todos, el Padre. Por ende, a pesar de que Jesús es un ser divino o ser de luz (theos) y un ser poderoso (elohim), es decir, de la misma naturaleza que su Padre, definitivamente, no es el Dios del monoteísmo cristiano.
Referencias
[1]. TONER, P. (1909). Etimología de la palabra "Dios". En La Enciclopedia Católica. Nueva York: Robert Appleton Company. Consultado el 3 de abril de 2019 de New Advent:
http://www.newadvent.org/cathen/06608x.htm
[2] Elohim, Diccionario enciclopédico de Biblia y Teología. Disponible en línea:
[3] NICOLAY, Fernando. "Historia de las creencias; supersticiones, usos y costumbres", libro primero, vertida al castellano por Juan Bautista Enseñat, p. 75.
Disponible en línea en:
[4]. GESENIUS, Friedrich Wilhelm. "Léxico Hebreo y Caldeo". Revisión Rödiger. 1858. Pag. 49.
[5]. Etimología de Dios. Etimología Chile. Disponible en línea en:
[6]. Raíces proto-indoeuropeas (PIE) - dhes. Etimología Chile. Disponible en línea en:
[7]. Definición de Dios. Diccionario Definición.de. Disponible en línea en:
[8]. Definición de Dios. Diccionario de la Real Academia Española. Disponible en línea:
[9]. Definición de Deidad. Real Academia Española (Rae). Disponible en línea en:
[10]. Definición de Divinidad. Real Academia Española. Disponible en línea en:
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