domingo, 25 de mayo de 2014

La Tierra, el destino eterno de los hijos del Dios


La tierra; El destino eterno
De los hijos del Dios

Por Samuel Jaque Barrios






       Sin duda la promesa más importante que Jesús y el Dios nos han hecho, es la vida eterna, una vida eterna y única que existe, que solo es la que da el Dios, pero no todos saben exactamente donde habitaremos en la eternidad. Actualmente se tiene una idea errada del destino de los hijos del Dios, muchos creen que será en el cielo, pero realmente las escrituras no nos entregan esta enseñanza, sino al contrario, nos anticipan que ese glorioso lugar donde el Dios y sus hijos se recrearán por los siglos de los siglos es la Tierra. 


La tierra fue creada para habitarla y siempre cumplirá ese rol, por eso la puso en el centro del universo, donde será la manifestación gloriosa del Dios y su Hijo, esta tierra un día será renovada. Por razones evidentes, el Dios busca hombres y mujeres que le adoren en espíritu y en verdad, que le amen y que voluntariamente decidan entregar su vida a él y recibir el gran regalo de la vida eterna, él quiere que su creación amada vuelva al primer estado en el cual se encontraba, a ese estado donde Él y su creación tenían una relación directa y completa, la cual fue en la tierra. A eso se le llamo el estado original de relación. Es aquí en la tierra donde comenzó todo y aquí seguirá siendo, pero no en el cielo como la mayoría piensa, y es justamente eso lo que veremos en este estudio.


       A lo largo de las escrituras, encontraremos como el Dios nos promete que la tierra será nuestra, heredad para los justos, para aquellos que andan en sus sendas y voluntad. Leamos algunos pasajes que nos muestran esta gran verdad. La versión bíblica utilizada será la RV60.



"Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella, Mas los impíos serán cortados de la tierra, Y los prevaricadores serán de ella desarraigados"
(Proverbios 2:21-22)

Nótese que Salomón, según el contexto, hace alusión a la vida eterna, donde los impíos y prevaricadores ya no estén o no existan y no habiten en la tierra, ya que serán cortados y desarraigados de ella. Salomón sabía muy bien que es aquí en la tierra donde los hijos del Dios y el Dios mismo habitarán para siempre. Otro pasaje más que nos entrega información similar por medio de David en el Salmos 37:



"No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán" "Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad"- "Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz" - "El Señor se reirá de él; Porque ve que viene su día" - "Conoce Jehová los días de los
perfectos, Y la heredad de ellos será para siempre" - "Porque los
benditos de él heredarán la tierra; Y los malditos de él serán destruidos" - "Los justos heredarán la tierra, Y vivirán para siempre sobre ella" - "Espera en Jehová, y guarda su camino, y él te exaltará para heredar la tierra; Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás." 

(Salmos 37: 1, 3, 9-11, 13, 18, 22, 29, 34)


Dios destruirá a los pecadores en el día postrero, más lo mansos, los justos y rectos, habitarán y permanecerán en la Tierra que el Dios ha creado, y siempre existirá. La Tierra fue creada para que sea útil siempre, Dios la renovará, todo será restaurado en el fin de esta era. Así también se señala en Apocalipsis y las cartas de Pedro. Esta tierra fue creada para que sea el lugar donde el hombre y Dios habiten por la eternidad. Así mismo, ésta nunca será removida de donde el Dios la creó, pues la dejó firme e inmóvil (Salmos 78:69; 104:5). Las escrituras nos muestran innumerables veces que el justo permanecerá en la Tierra, que la recibirá por heredad, y ningún impío habitará más en ella (Proverbios 10:30). El justo siempre permanecerá en la tierra, habrá cielo nuevo y tierra nueva, es decir, todo será renovado aquí en la tierra, después de que todo sea desecho y asolado al final de esta era, todo lo quemado, luego será hecho nuevo. Así como nuestro cuerpo cuando sea hecho inmortal, será transformado y hecho nuevo, pero ahora con cualidades distintas e imperecederas. Él ha prometido no aniquilar todo por completo, una hermosa profecía de Isaias nos declara lo siguiente:


"Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí" - "El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos. Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.  Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor"

(Isaias 65:8, 9, 16-19)


Y luego Isaias 66:22 


"Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre"


El Dios limpiará todo; lo que está en la tierra y sobre la tierra, será cielo nuevo y tierra nueva, aunque el planeta, no será destruido por completo finalmente. Así como dice el texto anteriormente leído, “no lo destruiré todo”, ya que la tierra es herencia de los siervos del Dios, donde habitaremos, donde será todo hecho nuevo. La tierra será como un paraíso, el paraíso edénico volverá a la tierra, a su estado original, todo nuevo, una tierra de justicia, donde no habrá más llanto ni dolor, porque las primeras cosas pasaron.


Otras profecías que nos muestran que el Señor habitará en la tierra, en el monte santo, Zacarías 2: 4-12; 4:1-8; 8: 2-10; Joel 3:16-21; Isaías 12: 1-6; 24:17-23, entre otras.


Algunas objeciones que por lo general se presentan a nuestra premisa, son las siguientes frases: Haced tesoro en el cielo”; “tendremos gran galardón en el cielo”

         

Hemos visto que en todo el antiguo testamento, el Dios nos promete la tierra por heredad. Nos muestra muy claramente y sin duda que es aquí donde permaneceremos por la eternidad. Pero ¿qué sucede en el nuevo testamento? hay pasajes que nos mencionan el cielo, y que muchos interpretan que Jesús prometió el cielo como morada eterna, pero veremos que en realidad, Jesús no contradice las escrituras antes citadas. Sacaremos a la luz estos enigmas. Los textos que son presentados para sustentar esta objeción son los siguientes:



"Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros" (Mateo 5:12)

"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan"

 (Mateo 6:19-20)

"Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas"  (Lucas 6:23)


Podemos notar que en estos pasajes, Jesús nos habla de un Galardón y tesoros en el cielo, pero aquí no nos dice que iremos al cielo. El galardón que nosotros tenemos en los cielos, es la vida eterna, es este el galardón que Jesús nos habla. Y esta vida eterna se encuentra en los cielos reservada, esto sin duda, bajo ninguna regla nos está diciendo que iremos al cielo, ya que al decir que nuestro galardón o vida eterna está en los cielos, nos da a entender que es el Dios quien tiene esta vida eterna para nosotros y que está reservada, galardón que Jesús traerá en su venida. Cuando habla de atesorar o hacer tesoros en el cielo, se refiere a acumular o buscar el favor del Dios, son éstos los tesoros que debemos atesorar y esmerarnos en tener, aquel que no se corrompe. Como he dicho antes esto no nos está enseñando que iremos al cielo y viviremos por la eternidad ahí



"Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón  a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra"

(Apocalipsis 11:18)


Este galardón grande que Cristo habla en Mateo, es la maravillosa recompensa que nos está reservada en los cielos para que el día que Jesús venga en su reino a juzgar a los moradores de la tierra, nos la dé.


Otra de las frases que se nos presentan para objetar nuestra premisa en la que dice: “Preparar moradas”, "Jesús fue a preparar morada al cielo", nos citan muchos. Un muy utilizado para defender la idea de que tendremos una morada eterna en el cielo, el cual corresponde a un texto de Juan.



"En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis"

(Juan 14:2-3)


Ignorando cualquier interpretación figurada, este pasaje nos dice que habitaremos donde Jesús está. Pero muchos al interpretar este pasaje, ignoran que tanto Cristo como la morada del cielo descenderán y estará instalada en la tierra después de los mil años. Pero antes de eso, Cristo reinará por mil años en la tierra, junto a los santos resucitados en la primera resurrección, antes de recibir la llegada de la morada del Dios (Apocalipsis 20: 1-9). Jesús sabía que al final de esta era, la casa de su Padre, la ciudad santa estará en la tierra, es por eso que, estando en armonía completa con el antiguo testamento, él nos dice:



"Bienaventurados los mansos, porque ellos Recibirán la tierra por heredad" (Mateo 5:5)


Según la enseñanza apocalíptica de los mil años (Apocalipsis 20: 1-10). Los santos de la primera resurrección reinarán con Cristo por mil años aquí en la tierra, sobre todos los demás habitantes que se les permitió vivir para este periodo.



"y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra" (Apocalipsis 5:9-10)


La tierra no es cualquier cosa, es el centro del universo y donde habitará  el Dios, Jesús y los santos por la eternidad, el Dios hizo la tierra con un propósito eterno, esto no la hace poco importante. Cuando Cristo venga con poder y gloria, destruirá a los que destruyen la tierra (Apocalipsis 11: 18)

Durante el milenio habitaremos en la tierra con Cristo, y reinaremos por mil años (Apocalipsis 20: 1-10), y una vez sucedido eso, habrán cielo nuevo y tierra nueva, todo lo que estaba sobre la tierra será cambiado, pero la tierra no será destruida completamente. Y posteriormente la ciudad santa, la promesa del Padre, la patria celestial, la nueva Jerusalén, descenderá del cielo y será instalada en la tierra, donde por la eternidad habitaremos con  el Dios y Jesús.



"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios" (Apocalipsis 21:1-3)


Los patriarcas de la fe sabían muy bien que recibirían una morada por venir, una patria celestial, ellos con fe esperaban confiadamente aquella promesa. Ellos esperaban la llegada de aquella patria celestial que un día será instalada en la tierra.



"Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para
salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba" "porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" - "Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad" (Hebreos 11: 8, 10, 14-16)

"Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir" (Hebreos 13:14)


La patria celestial, la nueva Jerusalén, la patria santa, la ciudad santa, es ésta la que vendrá, la que ellos confiaban que un día vendría, el reino del Dios en la tierra, el trono de David restaurado entre los hombres. Pedro nos describe un poco más como será este gran final maravilloso donde la tierra sufrirá el cambio y será hecha nueva y vuelta a un estado imperecedero para recibir la morada del Padre, la ciudad celestial.



"pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2 Pedro 3: 7-13)


Desde el principio el Todopoderoso ha mostrado a los hombres su plan maravilloso, donde morarán en plena armonía. El Altísimo juzgará a las naciones por medio de su Hijo Jesús, nuestro Señor reinará por mil años con los santos de la primera resurrección, al culminarse de este periodo milenial, la nueva Jerusalén, la cuidad santa o actualmente paraíso, descenderá del cielo y será instalada en la tierra (Apocalipsis 21:1-3) donde el reino del Dios será establecido, el cual durará para siempre, y habitaremos con él.







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