jueves, 20 de febrero de 2020

La errónea idea del pecado original. No eres pecador por naturaleza y el alma no es inmortal


Por Samuel Jaque Barrios

La idea predominante dentro de la popular doctrina del pecado original, consiste en la adquisición del pecado cometido por Adán y Eva, el cual es trasmitido o heredado por cada ser humano de generación en generación, convirtiendo al individuo un ser intrínsecamente pecador por naturaleza[1], de manera que la pecaminosidad es una condición permanente e inherente al ser humano no por acción humana sino por condición humana, por lo tanto culpables por defecto. Incluso, algunas  posturas actuales consideran la posibilidad de una trasmisión genética del pecado de Adán[2]. Esa idea comenzó a ser desarrollada desde el segundo siglo en adelante por algunos primeros teólogos de la iglesia (entre ellos Ireneo, A. Hipona, entre otros) siendo mantenido a través del tiempo. La principal organización religiosa que enseña esta doctrina es la iglesia católica (motivo por el cual se bautizan a los bebés), en sus dogmas oficiales puede encontrarse esta doctrina en el Decretum super peccato originali oficializada en el concilio de Trento, (sesión v), en el año 1546, en pleno apogeo de la reforma protestante, de ella fue heredada a muchas otras denominaciones protestantes mantenidas hasta la actualidad, y es parte de sus enseñanzas principales, como por ejemplo, la doctrina calvinista[3].

Sin embargo, en contraste con esa concepción, la enseñanza bíblica nos presenta otra realidad. El pecado no es una mancha ni una condición genética inherente que se transmite a la descendencia de la especie humana desde el primer hombre. Mas bien, la biblia enseña que el pecado es una acción, literalmente, el incumplimiento de la ley del Dios. La primera epístola de Juan lo presenta así, "pues el pecado es la infracción de la ley" (1 Juan 3:4). Este concepto más allá de estar moralmente cargado, sigue la lógica jurídica de un delito, en este caso, las normas a respetar son los mandamientos y ordenanzas del Dios, y la sanción (castigo) es la muerte (Romanos 6:23). Pero, evidentemente, la muerte no es inmediata, sino más bien, una consecuencia del desgaste del cuerpo humano, que cuando llega ese momento de disfuncionalidad vital máxima, el cuerpo deja de tener vida, y que como hemos visto en otra ocasión, esta es una condición natural desde que fuimos creados (ver Artículo "¿Adán fue creado mortal?"[4]). Ahora bien, el pecado de Adán fue desobedecer la orden del Dios al comer del fruto que se le había prohibido explícitamente consumir, y la paga de esa desobediencia, le trajo por consecuencia llegar a morir, es decir, que su cuerpo llegara a su fin funcional. Cuando Adán pecó, no heredamos su pecado, sino mas bien, la consecuencia de su nueva situación; una vida fuera del paraiso, apartados del árbol de la vida, o sea, de la fuente de la perdurabilidad del cuerpo humano que le permitía vivir para siempre. Es decir, que definitivamente, el hombre heredó una vida sin la posibilidad de vivir para siempre al perder el acceso a la vida eterna que el árbol de la vida nos permitía adquirir.[4]

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El caso de la nueva situación heredada por la descendencia de Adán, ejemplos prácticos de esto pueden ser innumerables, usemos de ejemplo la hipoteca de la casa de un hombre; un hombre, quien tenía la propiedad de la casa en la que vivía, de donde se abastecía y se mantenía protegido, estaba bajo contrato de hipoteca. Un día determinado, por incumplir el pacto establecido del contrato hipotecario, luego del correspondiente juicio, le embargan la casa y la pierde, Así, despojado de su hogar, ahora debe vivir fuera de ella ya sin derecho a poseerla. Posteriormente, este hombre engendra hijos, ahora cambiada la situación inicial, estos hijos están destinados desde que nacen a no vivir en la casa ni tener relación ni parte con ella, y a sufrir la nueva situación de su padre, desalojado y sin techo. En este caso, los hijos no heredan el incumplimiento del padre, en el sentido de que ellos también incumplieron el contrato hipotecario, sino más bien, padecen de las consecuencias contraidas por su padre, una realidad ya sin aquella casa. Así, las siguientes generaciones de este hombre viven sin la propiedad ni relación con aquella casa. Dicho esto, de la misma forma sucede con los hombres después de Adán, están destinados a vivir las condiciones de mortalidad al estar alejados del paraiso, que mantenía a la especie humana en constante vitalidad sin sufrir muerte y en comunión con el Creador.

Los textos bíblicos que son usados para sostener la doctrina popular del pecado original como mancha inherente a la especie humana son Salmos 51:7; Job 14:4; y Romanos 5: 12-21. El texto de Salmos 51: 5 dice: "He aquí, en maldad he nacido, y en pecado me concibió mi madre", aquí se nos muestra que David señala que fue concebido en pecado y que en maldad ha nacido, sin embargo, este texto no hace relación a un supuesto pecado originario inherente al cuerpo humano, ni lo insinua ni da indicios de ello como para extraer esa interpretación del pecado original, este texto, realmente, tal y como dice el David, hace alusión a las características de su engendramiento, esto es debido a que su padre fue engañado por su madre de donde fue concebido él, a consecuencia de eso, David siempre fue considerado un bastardo entre sus hermanos[5]. El segundo texto de Job 14:4 dice lo siguiente: "¿Quién puede sacar lo limpio de lo impuro? ¡Nadie!", aquí el autor tampoco hace mención de un pecado original que adquirió por su naturaleza, sino más bien usa la ironía expresando que de lo impuro no se puede sacar lo limpio, exagerando su condición de pecador (leer desde capítulo 13). 

El texto de Romanos 5 es el más citado para este tema, el contexto de este pasaje es la justificación por la fe y el acceso a la gracia por medio de la muerte de Jesús, el verso 12 nos dice lo siguiente: "Por esta razón, así como el pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre, y la muerte por medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" se nos señala aquí que el pecado entró en el mundo por un hombre, esto significa que la transgresión a la voluntad (ley, mandatos, órdenes, etc) del Dios comenzó o inició por Adán, y comenzó la condenación de los hombres, la muerte en este pasaje hace referencia al destino final (la condenación o muerte segunda) y no a la muerte primera. Así, al comenzar a regir la ley, comenzó el pecado y la condenación (haciendo contraste con la salvación o vida eterna), el verso 13 dice "Antes de la ley, el pecado estaba en el mundo pero, como no había ley, el pecado no era tenido en cuenta." Esto significa que desde Adán, cuando entró la ley (ya que al comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, la moralidad del hombre cambió, y por lo tanto susceptible de hacer lo malo consciente y voluntariamente), el hombre fue condenado a muerte, por cuanto todos pecaron, si el texto se refiriese a un pecado original inherente a la naturaleza humana sería inconsistente hablar de "que todos pecaron" mas bien diría, "todos adquirieron o tienen el pecado" o similar. Posteriormente se nos dice, verso 14, "No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no pecaron con una ofensa semejante a la de Adán, quien es figura del que había de venir." Este pasaje demuestra que la muerte a la que se refiere es la condenación final, y no la primera muerte, de lo contrario, no tendria límites tal reinado de la muerte, pues hasta ahora todos morimos naturalmente. Aquí se menciona a Moisés haciendo referencia a que con Moisés comenzaron los actos de expiación de los pecados, es decir, una salida expresa para el perdón de los pecados. Ciertamente los hombres mueren siendo perdonados o no de sus pecados, independiente de niños o adultos, todos morimos como condición natural, sin embargo, la condenación final a la muerte se debe al pecado cometido por cada uno, "por cuanto todos pecaron" (v. 12). Y esto lo inició Adán, debido a que con él entró la condenación, pues inició la ley y el pecado, es decir, la ley y la transgresión a ella, por ende, la condenación, pero por medio de Jesús, podemos ser justificados y perdonados de nuestros pecados. Esto significa que el texto de Romanos 5 no debe ser entenido como un pecado original que heredamos de Adán como una naturaleza, sino más bien como la maldición del inicio del pecado al introducir la ley y por ende, la condenación.  

Si el pecado fuese una mancha que se trasmite a cada ser humano, entonces no requeriríamos perdón de pecados, ya que no sería una acción nuestra ni algo voluntario, ni requeriría expiación, y claramente, no sería una "transgresión de la ley", pues el Creador no condena por pertenecer a la especie humana, sino por nuestros actos contrarios a su voluntad o ley. No obstante, por más que seamos perdonados de nuestros pecados, estaremos expuestos a la muerte primera, esto no por el pecado que cometemos, sino por la condición natural de mortalidad por las consecuencias del pecado de Adán al causar que naciesemos sin acceso al árbol de la vida, muerte de la cual todos regresarán en la segunda resurrección. Sin embargo, la muerte de la que seremos rescatados es de aquella que se sufrirá por segunda vez por aquellos a quienes se les imputará sus pecados cometidos, en el juicio final. Jesús es la prueba de esta verdad, habiendo sido humano, fue un sacrifiio limpio ante el Dios por no haber pecado, quien complió todo lo establecido por su Padre, sea tanto sus leyes como su voluntad hasta la muerte. Su santidad fue producto de su obediencia, a pesar de ser humano como todo otro hombre, de lo contrario, si el pecado original fuese una condición humana inherente, su condición biológica no le permitiría haber sido un sacrificio aceptable, porque él fue completamente humano al encarnarse (Filipenses 2: 5-8). Un pasaje de las epístolas de Pedro nos ilustra este punto, en 1 pedro 2 quien señala que Jesús fue sin pecados, ya que él no los cometió, versículo 22 "Cristo no cometió jamás pecado ni engañó jamás a nadie". Por esto, cada uno de nosotros será juzgado según por sus propias obras (Romanos 2: 6-9; Apocalipsis 2: 23) y no por su naturaleza ni por las acciones de otros (Ezequiel 18: 20).

En conclusión, el concepto del pecado original se refiere, y solo debe entenderse así, al primer pecado de Adán, el que lo privó de la fuente de la vida eterna, y en consecuencia, causó que toda su descendencia naciera sin la posibilidad de ella, además de introducir la posibilidad de condenación por pecado al introducir la ley al mundo. El pecado original no debe entenderse como una culpabilidad inherente de pecado a la raza humana ya que el pecado es la clasificación de una acción del hombre y no de una condición humana, impidiendo que pueda ser transmitido a la descendencia, sin perjuicio de la existencia de consecuencias que pueda provocar en otros tal acción.



Notas y Referencias
[1] Doctrina del pecado original. Todo sobre la creación (blog online). Consultado por última vez el 26/02/2020. Puede verse en línea en:
https://www.allaboutcreation.org/spanish/doctrina-del-pecado-original.htm
[2]. La doctrina del pecado original. La Perspectiva Mundial (blog online). Consuktado por última vez el 26/02/2020. Puede verse en línea en:
https://www.allaboutworldview.org/spanish/doctrina-del-pecado-original.htm
[3] Calvinismo. Ecured. Ver en línea en:
https://www.ecured.cu/Calvinismo#La_gracia_soberana
[4]. ¿Adán fue creado mortal?. Apologética doctrina (blog online).
[5]. Salmos 51: David y el pecado de su madre. Tiempo de Gracia (blog online). Marco Antonio Ll. 2013. 



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