La dicotomía del ser vivo
Por Samuel Jaque Barrios
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La creencia popular sostiene que el hombre está compuesto por alma, cuerpo y espíritu, y postula que el alma es un ente inmaterial consciente e inmortal que se separa del cuerpo cuando el ser vivo muere, coherente con las ideas promovidas por Platón en el siglo IV a. C., tomadas del orfismo griego, y de él luego San Agustín[1] subsistentes hasta nuestros días y mantenidas por la mayoría de creyentes, y otros autores más osados, afirman que el espíritu también es un ente inmaterial distinto del cuerpo y el alma[2], haciendo del hombre un ser tripartito antropológicamente, dándole distintas funciones a cada uno de estos elementos según su naturaleza dinámica (emotiva, racional, física). Otros, tienden a confundir el alma con el espíritu como si fuesen lo mismo. Sin embargo, en el desarrollo de este breve estudio, veremos que, bajo una perspectiva bíblica, no solo que el ser vivo está compuesto por dos elementos constitutivos, es decir, que es bipartito o dicotómico, sino también, que el alma es algo susceptible a desaparecer o dejar de ser. El objeto de este estudio no solo es el ser humano, también lo son, por extensión, los animales, es por ello que el título se refiere al ser vivo, a modo de ser más abarcativo, pero considerando solo a estos dos tipos de seres vivos.
Para comenzar a comprender este tema, debemos primordialmente analizar el acto de formación del hombre y los animales, es decir, iniciar por el principio de la creación. Para esto, usaremos dos textos bases como pilares de este análisis, el primero es Génesis 2:7, que se refiere al comienzo progresivo de la vida del hombre, y el segundo Eclesiastés 12:7, que se refiere al final regresivo de la vida del hombre. Estos textos serán los Principios regidores de toda la interpretación de los demás textos que se puedan citar o aludir, es decir, que cualquier interpretación que hagamos de otros textos que podamos mencionar, debe necesariamente ser coherente discursivamente a lo que presentan estos pasajes bíblicos, ya que estos nos presentan descriptivamente cómo aparece, se constituye y desaparece el hombre. El primer texto, como principio regidor y esencial para comenzar a entender este tema es el pasaje de Génesis 2:7. Leámoslo:
"Formó, pues, el Señor Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente." (LBLA)
En esta primera aproximación, vemos que en el texto se nos presentan los tres conceptos principales, el cuerpo, el espíritu y el alma, y la relación entre ellos: El primero es el cuerpo, al decirnos; "Formó, pues, el Señor Dios al hombre del polvo de la tierra", en esta etapa, es evidente que se está haciendo alusión al cuerpo del hombre hecho de la misma tierra, materia física, un cuerpo, que como conocemos, creado con multisistemas biológicos extraordinarios, permitiendo al cuerpo tener excepcionales capacidades psicomotoras e intelectuales, aquí tenemos al primer elemento constituyente, sin embargo, hasta ahí, el cuerpo aun es inanimado e inactivo vitalmente. En la segunda parte del pasaje, se nos incorpora el segundo elemento constituyente que compone al hombre, el espíritu o aliento de vida, al decirnos "y sopló en su nariz el aliento de vida", el término utilizado aquí para "aliento", es "neshamah" (נְשָׁמָה), que tiene por significado "espíritu, viento, hálito, aliento, respiración, soplo"[3] (entre otros significados referidos a otros contextos), estos términos y también la función del aliento de vida, se usa equivalentemente al término hebreo "ruaj" (ר֫וּחַ) con igual significado[4] (espíritu o aliento de vida del hombre: Génesis 6:17; 7:15,22, etc), términos equivalentes al griego “pneuma”[5]. En esta segunda etapa el Dios inyecta en el cuerpo inanimado hecho de la tierra, el hálito que generará la activación vital del cuerpo, como dice "aliento de <vida>", este aliento o espíritu, tiene la función de dar vida a la materia donde se aplica, así el ser humano, inicia la animación y el comienzo de su respiración como ser biológicamente vivo, es decir, este aliento viene a ser como aquella energía generadora de vida que proviene del Dios. Dando como resultado al ser vivo completo y pleno, es decir, al ser viviente, y es aquí donde se nos introduce el tercer concepto, pero no como un tercer elemento constituyente más, como lo fueron los dos anteriores (cuerpo y espíritu), sino como el resultado de esta unión elemental. Este tercer concepto es el alma, cuando leemos en el pasaje "...el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente" notaremos que el término hebreo usado en las palabras "vida" y "ser" mencionadas, es "nefesh" (נָ֫פֶשׁ), que tiene por significado "alma, ser, vida, yo, persona" [6] (entre otros significados referidos a otros contextos), equivalente al griego “psuché/psique”[7], es por ello que algunas traducciones en otras versiones bíblicas en vez de decirnos "ser viviente", nos lo presentan como "alma viviente", en otras palabras, según este pasaje, el alma viene a referirse al compuesto resultante de la unión del cuerpo y el espíritu, que dado estos dos elementos juntos, el hombre viene a ser un ser vivo, es decir, que el alma es expresado por el autor no como un ente o elemento más del individuo, sino como el ser completo del individuo, el ser animado que vive y existe material y sensiblemente, como resultado de la unión de los dos elementos anteriores. Es importante notar que antes de la creación del hombre, el alma (el resultante) no preexistía como un ente inmaterial o espiritual como un ser consciente, sino más bien que su estado previo era de inexistencia, no así el segundo elemento (el espíritu) que sí es preexistente, pues es energía que procede del Dios, quien es la fuente generadora de esta energía que da vida al cuerpo, por otro lado, el cuerpo no existía como tal, solo polvo de la tierra del cual fue hecho. La ecuación desarrollada en este primer texto citado de Genesis 2:7, ha de expresarse así: “cuerpo + espíritu = alma”.
El segundo texto base de este análisis, y segundo principio regidor, con referencia a la composición del hombre, es Eclesiastés 12:7, que a diferencia del texto de Génesis 2:7, éste nos muestra lo que sucede al efectuarse el proceso final regresivo del hombre, es decir, la muerte. Cito:
"Entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio." (LBLA)
En esta segunda aproximación, notamos que se mencionan los dos elementos constituyentes del hombre que fueron presentados anteriormente, después de que los versículos anteriores de Eclesiastés hicieran alusión a la muerte del hombre (v. 5-6), aquí se señala en la primera parte del verso, la etapa del proceso que el cuerpo sufre al morir; volver a la tierra de donde salió o lo que era antes de tener vida. Posteriormente, en la segunda parte del versículo, se nos menciona la separación del espíritu del cuerpo, que seguidamente vuelve al Dios, quien lo había soplado antes. Todo esto, hace alusión al conocimiento del autor, su forma de ver el proceso de muerte y la composición del hombre, es concordante con el conocimiento que tenía el autor del libro de Génesis. En este caso, Salomón, repite el mismo patrón, dos componentes constitutivos, siendo la ecuación “cuerpo – espíritu = muerte”, de manera tal que la desunión entre ambos, o la falta de uno de ellos, es equivalente a la muerte del ser vivo, o la existencia de uno solo, no es suficiente para la vida o el alma. Un texto preciso para confirmar esta idea, es el texto de Santiago 2:26 que nos dice “… el cuerpo sin el espíritu está muerto …” , dando validez y confirmación a lo expresado en lo antes analizado. Esta es la razón por la cual Jesús (Lucas 23:46) y Esteban (Hechos 7:59) momentos antes de morir, como cumplido, entregaron su espíritu, sabiendo que esa energía o fuerza que les permitía vivir regresaría a la fuente primaria, haciendo referencia a esta gran verdad enseñada. Por eso también nos enseña Jesús que cuando él venga y realice la primera resurrección, los hombres resucitados saldrán de sus tumbas, es decir, que volverán a recibir el aliento de vida que vivificará sus cuerpos (Juan 5:28,29), demostrando que la única forma de vida del hombre, es por medio de la unión del cuerpo y el espíritu. De lo contrario, sería innecesaria una resurrección del cuerpo, ya que el individuo al estar vivo en un hipotético estado espiritual o como un alma de características espectrales, no requeriría volver a su cuerpo para estar en el reino del Dios, pues se encontraría en un estado propicio para poder entrar a él (1 Corintios 15: 50-53), y la resurrección se tornaría absurda o vana ya que la biblia enseña los resucitados y arrebatados serán transformados a cuerpos espirituales. Esto sería como sacarlos de un estado espiritual y hacerlos físicos para volver a llevarlos injustificadamente de nuevo a un estado espiritual. En cambio, con la perspectiva correcta que acá estamos enseñando, se nos presenta una promesa de resurrección coherente y justificada, ya que el individuo solo vive en el cuerpo, por ende, es necesaria la resurrección y así posteriormente la transformación a cuerpos espirituales para heredar el reino del Dios.
De estas dos aproximaciones podemos inferir algunos principios básicos:
1. El alma es la unión del cuerpo y el espíritu. Por ende, no es un elemento constitutivo, sino un resultado total.
1.1. El cuerpo no es alma.
1.2. El Espíritu no es alma.
2. La muerte es la separación del cuerpo y el espíritu.
2.1. El cuerpo sin el espíritu está muerto, por ende, no hay alma.
2.2. El alma no sobrevive o no existe (o deja de ser) a la separación del cuerpo y el espíritu.
En este punto, el aliento de vida o espíritu del hombre, no debe ser confundido con los seres espirituales o divinos, los cuales tienen cuerpo espiritual (ejemplo: ángeles, etc), ni mucho menos confundirlo con el Espíritu Santo del Dios, que aunque el Espíritu del Dios es también de vida, pues da vida, no son lo mismo. Dicho esto, para los siguientes textos bíblicos que se puedan prestar a interpretación respecto al mismo tema, debe hacerse de la siguiente manera: a) Si un texto X es coherente con los principios básicos, debe interpretarse literalmente, b) Si no es coherente con los principios básicos, debe interpretarse de manera figurada o de manera simbólica, según el caso. Leamos algunos otros versículos relacionados a esta enseñanza, y principalmente a la función del espíritu o aliento de vida en el cuerpo de cada ser vivo, responsable de la vida de estos:
"Escondes tu rostro, y se desvanecen; les quitas el aliento, y dejan de ser. Así vuelven a ser polvo” (Salmos 104:29 RVA2015)
“Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá” (Génesis 6:17 RV)
“Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida” (Génesis 7:15 RV)
“Pereció todo ser que habitaba la tierra firme y tenía aliento de vida” (Génesis 7:22 NVI)
“En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género humano” (Job 12: 10 RV)
“Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron” (Apocalipsis 11:11 RV).
En estos pasajes que acabo de citar, se nos presenta explícita y claramente la concepción que les estoy exponiendo, de que del espíritu o aliento de vida permite que el cuerpo de cada individuo tenga vida, sea humano o animal indistintamente. Respecto a los animales, otros pasajes que también nos presentan a los animales como seres vivientes (alma), son Génesis 1:20 para los animales acuáticos y aéreos, y Génesis 1:24 para los animales terrestres.
Uno de los pasajes más citados para referirse al alma como un ente inmaterial que forma parte del ser humano, es Génesis 35: 18, que nos dice “Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín”, sin embargo, además de que no se nos dice que el alma es algo inmortal y que subsiste al morir, tampoco se nos dice que ésta al salir va algún lugar, esto es simplemente porque el autor estaba diciendo que la persona murió, pues como hemos visto, cuando el hombre muere, el alma deja de ser, lo cual, podemos sin ningún problema decir que se nos va el alma o se nos salió, pues es la vida misma la que se nos va al fallecer. Otras traducciones nos presentan el pasaje de la siguiente manera: “Raquel murió al dar a luz. Antes de morir llamó a su hijo Benoni , pero su papá lo llamó Benjamín”(PDT), comprendiéndose claramente que el autor solo estaba refiriéndose a la muerte, y no literalmente a que el alma se desprendía y salía del cuerpo como una especie de ente inmaterial. Algo similar ocurre en Hechos 20:10, donde se nos dice “Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo.” (RV60) Aquí en este versículo, el termino para la palabra "vivo", texto griego vierte el término “psuché”, refiriéndose a la vida, siendo ésta la traducción mayoritaria, sin embargo, algunas traducen el término como “alma” o “vida”, y redactan el versículo “su vida está en él” (RVA2015) o “su alma está en él” (RVA, JBS), en el caso de la versión RVA y versión JBS, dan equivocadamente la impresión de una subsistencia del alma al morir el cuerpo pudiendo confundir al lector, a pesar de que el texto realmente solo tiene la intención de referirse puramente a la vida del hombre, como lo traduce la mayoría de versiones, incluyendo la RVA2015, despejando toda confusión.
Existen otros usos del término "alma/nefesh/psuché" en la biblia, por ejemplo, muchas veces alma es usado para referirse a la vida (Éxodo 4:19: Mateo 10:39; Juan 10:11, etc) y a la persona o personas (Éxodo 16:16; 1 Pedro 3:20; Hechos 27:37). También se hace uso del término para referirse a dos significados distintos simultáneamente en el mismo texto, como es el caso de Ezequiel 18:4, “He aquí, todas las almas (vidas) son mías; tanto el alma (vida) del padre como el alma (vida) del hijo mías son. El alma (persona) que peque, esa morirá.” (Los paréntesis son míos). Un texto que contundentemente nos demuestra que el alma no sobre vive a la muerte, pues el alma es la vida misma de la persona, o sea, si hay muerte, el alma deja de ser.
Así como todo término lingüístico, éstos también son usados como sinónimos de otros conceptos y palabras, e incluso dentro de contextos figurados, que bajo el léxico contextual, pueden hacer referencia a otras cosas, lo que se deben interpretar restrictivamente según cada caso, lo cual, es un fenómeno que sufre todo término y el lenguaje mismo dentro del habla. Algunos usos del término “alma” en lenguaje figurado que podemos mencionar para ejemplificar son los siguientes: Bajo figura retórica de Personificación “Desde la ciudad gimen los moribundos, Y claman las almas de los heridos de muerte, Pero Dios no atiende su oración.”(Job 24:12); en Alegoría “Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, Y a sus almas tienden lazo” (Proverbios 1:18); en Metáfora y Personificación “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29); Símbolo, refiriéndose a personas sacrificadas “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían” (Apocalipsis 6:9) en el verso 10 las almas claman, aquí se hace uso de la Personificación “Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis 6:10); Símbolo, refiriéndose a la persona “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Apocalipsis 20:4); En Sinécdoque, “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:5) y “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12:30); en Atroísmo de enumeración, “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Tesalonicenses 5:23) aquí donde en cada una se refiere a la persona misma, ya que el ser no es un elemento más aparte del espíritu y el cuerpo, tampoco el alma, mas bien vienen hacer alusión al individuo entero (nótese el contexto). Éstos entre muchos otros textos más que se pueden nombrar para ejemplificar este aspecto del lenguaje respecto al término alma dentro de un lenguaje retórico.
En conclusión, vimos cómo desde el principio se nos presenta la constitución bipartita del ser vivo de una manera muy simple y clara en la iniciación de la vida del hombre (Génesis 2:7; Apocalipsis 11:11) y también en la muerte del mismo (Eclesiastés 12:7; Santiago 2:26), de donde extraemos principios básicos para nuestra interpretación. El primer elemento constitutivo del ser vivo proveniente de la tierra y el segundo proveniente del mismo Creador como aquella energía que da vida al cuerpo, dando como resultado al ser vivo o el alma, así, al morir o dejar de ser, ambas partes vuelven a su lugar de origen. Así también, causando la cesación del alma al separarse sus partes constitutivas, no dejando lugar a una hipotética inmortalidad y subsistencia postmortem. También vimos cómo estos términos pueden ser utilizados maleablemente según el mensaje del autor dentro de un lenguaje figurado de modo tal que pueden prestarse burdamente para malas interpretaciones si no se toman en cuenta los usos y recursos de la lengua que los hablantes emplean al expresarse, dando como resultado incorrectas doctrinas como la inmortalidad del alma o la tricotomía antropológica del hombre que son incompatibles con la doctrina de la resurrección.
Notas y referencias:
[1] Ferrater Mora, José. Alma en Diccionario de filosofía. Alianza Editorial, Madrid 1979. Sección II, páginas 101 – 109. Puede leerse en línea:
[2] Como “Jaspers, Scheler, Ortega y Gasset, F. Noltenius” etc.
Ferrater Mora, José. Alma en Diccionario de filosofía. Alianza Editorial, Madrid 1979. Páginas 101 – 109. Sección III, primer párrafo. Puede leerse en línea:
[3] Neshamah. #5397. Diccionario Strong. Puede leerse en línea aquí:
[4] Ruaj. #7307. Diccionario Strong. Puede leerse en línea aquí:
[5] Pneuma. #4151. Diccionario Strong. Puede leerse en línea aquí:
[6] Nefesh. #5315. Diccionario Strong. Puede leerse en línea aquí:
[7] Psuché. #5590. Diccionario Strong. Puede leerse en línea aquí:
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